Ensayo sobre “Como un pastel de
lodo nos puede contar la historia de la vida desde el érase una vez” de Valeria Souza, Luis E. Eguiarte y Tania Puente.
Biología de Procariontes 5013
Daniel Brandon Muro González
El origen de la vida en nuestro planeta
es uno de los misterios más insólitos y controvertidos del mundo. Los detalles
de cómo se originó la vida en la Tierra aún se desconocen y quizá se hayan perdido
con el tiempo. Sin embargo, existe evidencia que nos da pistas acerca de cómo y
cuándo se pudo haber originado. Esta evidencia generalmente se presenta en
forma de registros geológicos, como fósiles. No obstante, aunque parezca
increíble, algunos de estos microorganismos prehistóricos lograron sobrevivir
al paso de miles de millones de años y representan evidencia viva y fresca del
aspecto que pudo haber tenido la vida en sus inicios. Esta lectura nos sumerge
en las aguas de un lugar muy especial llamado Cuatro Ciénegas en Coahuila y nos
enseña como a partir de unos tapetes microbianos y estromatolitos fue que la
vida pudo evolucionar y conquistar todos los rincones del planeta.
Se
cree que la vida en la Tierra se originó hace unos 4,100 millones de años dentro
de sus océanos una vez que el planeta se enfrió lo suficiente como para
propiciar las condiciones necesarias para ella. La atmosfera en ese entonces
eran muy diferente a la que conocemos actualmente. Debido a la actividad de los
abundantes volcanes y el impacto de gran cantidad de meteoritos y cometas se
había formado una atmósfera rica en dióxido de carbono, monóxido de carbono,
agua, óxido nítrico, metano y nitrógeno. Todo esto pudo haber formado dentro de
los océanos un caldo de azúcares, aminoácidos, ácidos nucleicos y lípidos que de
alguna manera dieron luz a las primeras formas de vida con estructuras simples
compuestas por RNA. Conforme avanzaba el tiempo, estas formas de vida simples
lograron evolucionar a células más complejas que contenían DNA, podían sintetizar
RNA y proteínas, respiraban CO2 y se alimentaban de los nutrientes del caldo
primitivo. El oxígeno aún era muy escaso y no existía la capa de ozono, por lo
que la radiación cósmica causaba abundantes mutaciones en las primeras
bacterias, las cuales empezaron a acumular diversidad genética.
Hace
unos 2200 millones de años se produjo la primera glaciación global en donde el
hielo cubrió al planeta cerca de 400 millones de años. Se creé que los
sobrevivientes dentro de los tapetes microbianos pasaron por un estrés ambiental
que causó la activación del mecanismo de reparación a través del intercambio
genético llamado SOS, generándose todo tipo de transgénicos en un intento
desesperado por sobrevivir a las nuevas condiciones. Para cuando el clima del
planeta se estabilizó, los sobrevivientes habían logrado optimizar sus
funciones metabólicas y empezaron a colonizar todas las costas del mundo, lo
que transformó la atmosfera de reductora a oxidante (rica en O2, CO2 y N), se formó la capa de ozono y bajó la tasa
de mutación. Probablemente en la lucha por la supervivencia dentro de estos
tapetes microbianos se generó la endo-simbiosis, donde los microorganismos en
lugar de competir unos con otros por los recursos, mejoraron su vida compartiendo
habilidades metabólicas y uniéndose en una célula más grande. Este tipo de
asociaciones dio luz a las células eucariontes, en donde la gran cantidad de
información genética se tuvo que manejar de una manera más eficiente,
originándose el sexo. Gracias a este intercambio genético en las células eucariontes,
fue que la vida pudo evolucionar a formas tan diversas, creando la gran variedad
de animales, plantas y hongos que posteriormente colonizaron Tierra firme.
Actualmente
estos tapetes microbianos y estromatolitos que fueron los protagonistas
principales de nuestra historia y de la vida, sólo se forman en escasos lugares
preservados del planeta. En cuatro Ciénegas se ha visto una disminución del
nivel de agua en lagos y ríos debido principalmente al desarrollo agrícola y a
la extracción de agua en la región, lo que ha colocado bajo nuevas amenazas la
integridad ecológica de los ecosistemas únicos de Cuatro Ciénegas. Es de suma
importancia adoptar las medidas necesarias para preservar este legado
millonario microbacteriano inigualable en su naturaleza, que fue capaz de
sobrevivir a las condiciones más extremas del planeta a lo largo del tiempo y
ahora se ve amenazado por las manos del ser humano.
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