martes, 20 de agosto de 2013

1. PASTEL DE LODO. DANIEL MURO

Ensayo sobre “Como un pastel de lodo nos puede contar la historia de la vida desde el érase una vez” de Valeria Souza, Luis E. Eguiarte y Tania Puente.

Biología de Procariontes 5013
Daniel Brandon Muro González


El origen de la vida en nuestro planeta es uno de los misterios más insólitos y controvertidos del mundo. Los detalles de cómo se originó la vida en la Tierra aún se desconocen y quizá se hayan perdido con el tiempo. Sin embargo, existe evidencia que nos da pistas acerca de cómo y cuándo se pudo haber originado. Esta evidencia generalmente se presenta en forma de registros geológicos, como fósiles. No obstante, aunque parezca increíble, algunos de estos microorganismos prehistóricos lograron sobrevivir al paso de miles de millones de años y representan evidencia viva y fresca del aspecto que pudo haber tenido la vida en sus inicios. Esta lectura nos sumerge en las aguas de un lugar muy especial llamado Cuatro Ciénegas en Coahuila y nos enseña como a partir de unos tapetes microbianos y estromatolitos fue que la vida pudo evolucionar y conquistar todos los rincones del planeta.

Se cree que la vida en la Tierra se originó hace unos 4,100 millones de años dentro de sus océanos una vez que el planeta se enfrió lo suficiente como para propiciar las condiciones necesarias para ella. La atmosfera en ese entonces eran muy diferente a la que conocemos actualmente. Debido a la actividad de los abundantes volcanes y el impacto de gran cantidad de meteoritos y cometas se había formado una atmósfera rica en dióxido de carbono, monóxido de carbono, agua, óxido nítrico, metano y nitrógeno. Todo esto pudo haber formado dentro de los océanos un caldo de azúcares, aminoácidos, ácidos nucleicos y lípidos que de alguna manera dieron luz a las primeras formas de vida con estructuras simples compuestas por RNA. Conforme avanzaba el tiempo, estas formas de vida simples lograron evolucionar a células más complejas que contenían DNA, podían sintetizar RNA y proteínas, respiraban CO2 y se alimentaban de los nutrientes del caldo primitivo. El oxígeno aún era muy escaso y no existía la capa de ozono, por lo que la radiación cósmica causaba abundantes mutaciones en las primeras bacterias, las cuales empezaron a acumular diversidad genética.

Hace unos 2200 millones de años se produjo la primera glaciación global en donde el hielo cubrió al planeta cerca de 400 millones de años. Se creé que los sobrevivientes dentro de los tapetes microbianos pasaron por un estrés ambiental que causó la activación del mecanismo de reparación a través del intercambio genético llamado SOS, generándose todo tipo de transgénicos en un intento desesperado por sobrevivir a las nuevas condiciones. Para cuando el clima del planeta se estabilizó, los sobrevivientes habían logrado optimizar sus funciones metabólicas y empezaron a colonizar todas las costas del mundo, lo que transformó la atmosfera de reductora a oxidante (rica en O2, CO2 y N), se formó la capa de ozono y bajó la tasa de mutación. Probablemente en la lucha por la supervivencia dentro de estos tapetes microbianos se generó la endo-simbiosis, donde los microorganismos en lugar de competir unos con otros por los recursos, mejoraron su vida compartiendo habilidades metabólicas y uniéndose en una célula más grande. Este tipo de asociaciones dio luz a las células eucariontes, en donde la gran cantidad de información genética se tuvo que manejar de una manera más eficiente, originándose el sexo. Gracias a este intercambio genético en las células eucariontes, fue que la vida pudo evolucionar a formas tan diversas, creando la gran variedad de animales, plantas y hongos que posteriormente colonizaron Tierra firme.

Actualmente estos tapetes microbianos y estromatolitos que fueron los protagonistas principales de nuestra historia y de la vida, sólo se forman en escasos lugares preservados del planeta. En cuatro Ciénegas se ha visto una disminución del nivel de agua en lagos y ríos debido principalmente al desarrollo agrícola y a la extracción de agua en la región, lo que ha colocado bajo nuevas amenazas la integridad ecológica de los ecosistemas únicos de Cuatro Ciénegas. Es de suma importancia adoptar las medidas necesarias para preservar este legado millonario microbacteriano inigualable en su naturaleza, que fue capaz de sobrevivir a las condiciones más extremas del planeta a lo largo del tiempo y ahora se ve amenazado por las manos del ser humano. 

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