Ensayo de “Cómo un pastel de lodo nos
puede contar la historia de la vida desde el érase una vez”, escrito por
Valeria Souza y Luis Eguiarte.
Georgina
Corona Rodríguez
En el
desierto de Coahuila, México,
existe un oasis que se conserva
primitivo gracias a la acción de la geología y el azar, Cuatro Ciénegas. La
combinación de estabilidad climática, aislamiento y abundancia de agua ha
convertido a las pozas de Cuatro Ciénegas en una especie de islas, cuyos ecosistemas
han evolucionado a un ritmo muy diferente del que habrían conocido en un área
abierta y cambiante, se trata de
ecosistemas que permiten el estudio de la vida primitiva. En este sitio no hay suficiente fósforo, pero
sí azufre, por lo que alberga los mismos
tipos de microorganismos que habitaban la Tierra hace miles de millones de
años; estos microorganismos se encuentran en sedimentos húmedos, observables
por capas de colores en el siguiente orden: amarillo, azul-verde, purpura, café
y negro; reflejando la historia metabólica del planeta.
Oparin y
Haldane propusieron las primeras hipótesis verificables acerca del origen de la
vida en la Tierra en su teoría de La sopa primitiva, trataban de entender los
procesos prebióticos y protobióticos que
se llevaron a cabo en la Tierra primitiva con condiciones físicas y químicas
muy improbables para el desarrollo de la vida como actualmente se conoce. Aún
sigue la discusión sobre las posibles recetas de la sopa, todas coinciden en
que existían azúcares, aminoácidos, algunos ácidos nucleicos y lípidos
cocinados por la química prebiótica en las gotas de lluvia y en el hielo de
cometas y meteoritos.
Sabemos que
desde antes de que se formaran los estromatolitos, fósiles de los tapetes
microbianos formados de CaCO3, que tienen
3800 m.a. de antigüedad, las bacterias han venido creciendo, dividiéndose y
multiplicándose. Partiendo desde LUCA, el ancestro común de todos los seres
vivos, que apareció en la tierra
aproximadamente 4100 m.a., los seres vivos han cambiado de heterótrofos a
autótrofos (quimiosintéticos y fotosintéticos); pasando de aerobios a aerobios
con ciclos circadianos, a aerobios pigmentados con ciclos y finalmente a
cianobacterias.
La necesidad
de supervivencia ha obligado a las bacterias a adaptarse a los ambientes más
variados. La competencia dejó de ser el único recurso, y la colaboración tomó
un valor importante. Las células eucariontes tienen en su interior lo que
parecen ser antiguas bacterias y arqueas, que colaboran en una complicada
simbiosis. Entraron fagocitándose unas a otras, se adaptaron y se quedaron a
vivir ahí.
Un lugar
como Cuatro Ciénegas constituye
un tesoro irremplazable de información biológica, que nos permite entender el
origen de la vida y su evolución, por lo que es imprescindible conservarlo.
Alguien ha visto mi impermeable rojo??? lo olvide en la clase.....
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ResponderBorrarGina como se publican las entradas?, es que no puedo.
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