Ensayo de “Microbiomics: The Germ Theory of Everything,
Alan Dove, Life Science Technologies. pp. 763-765.”
Georgina Corona
Rodríguez
Biólogos han comenzado a aceptar una teoría
que parecía muy absurda: humanos y otros macroorganismos no son entidades
individuales, sino ecosistemas completos que depende de millones de microbios. Los
que trabajan en esta idea inusual han desarrollado nuevas estrategias de
muestreo, secuencia de genes y técnicas de análisis de datos y otras
tecnologías innovadoras para identificar los organismos en la muestra y,
posiblemente, sus funciones ecológicas.
Han estado estudiando formas de caracterizar
los ecosistemas, pero no han llegado a un acuerdo. Para clasificar a los
organismos, pueden tomar ya sea un enfoque taxonómico, haciendo una lista de las
especies que están presentes y
ordenándolos por sus
características y los nichos
que ocupan o se centran en la construcción de árboles filogenéticos
basados en
las relaciones evolutivas.
Existen dos métodos para hacer
secuenciaciones; la secuenciación escopeta o metagenómica que implica la secuenciación de piezas cortas
al azar de todos los genomas en una muestra, que después se trata de
reconstruir, la otra secuenciación se llama secuenciación rRNA, tiene
procedimientos más definidos y más opciones de equipamiento para desarrollarse.
Sin embargo, la secuenciación metagenómica puede identificar una gama mucho más
amplia de variaciones a través de todo el genoma, y con el tiempo puede
permitir a los científicos la secuencia de todo el genoma en muestras mixtas.
El software para el análisis del método de
secuenciación de rRNA es más sencillo que el análisis de datos producidos por
metagenomas, pues los científicos tienen que identificar los genes putativos de
secuencias fragmentarias, determinar a qué familias pertenecen, y tratar de
identificar qué organismos vienen en la zona donde se llevó a cabo el muestreo.
¿Cómo se identifican a los organismos?, ¿exactamente
qué es una especie?, para evitar un enrollo filosófico, muchos investigadores
se han asentado en la idea de unidades taxonómicas operacionales (UTO). Después
de decidir cómo quieren ver un ecosistema, los investigadores tienen que dar
cuenta de los sesgos inherentes a sus datos, por lo que no existe un enfoque
imparcial.
Los microbiólogos han sabido por mucho tiempo
que hay muchas bacterias, hongos, protozoos y virus que no crecen en el
laboratorio con técnicas de cultivo actuales. Por lo que además de los
esfuerzos para caracterizar ambientes bacterianos con mayor detalle, se están
permitiendo a los investigadores determinar los requisitos para el cultivo de
organismos previamente incultivables, permitiendo así el creciendo de estos
microbios en el laboratorio, cómo surgen sesgos en los datos y cómo
minorizarlos es una tarea que se trata de realizar conociendo a estos
organismos, lo cual, poco a poco se está llevando a cabo.
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